‘Choco’ de Vivanco: leyenda del deporte olímpico peruano

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A lo largo de los años, Choco ha visto crecer las instalaciones del Club. “Se ha convertido en una ciudad”, agrega. Foto: Techi Fuentes.

Hablar de María del Rosario de Vivanco, o simplemente ‘Choco’, es hablar de la historia del deporte olímpico peruano. Y qué mejor que conversar con ella en este mes tan especial, en el que celebramos 149 años de vida institucional. Se trata, nada menos, de la primera mujer en representar al Perú en unos Juegos Olímpicos, con tan solo 15 años de edad. Participó en Tokio 1964, un récord que hasta el momento no ha sido superado. Y es también, por supuesto, una de las deportistas más icónicas de nuestro Club de Regatas “Lima”.

Todavía recuerda que, de niña, cuando venía al Club con su familia, el mar llegaba hasta donde hoy se encuentra la piscina olímpica. Por aquella época, ya la llamaban ‘Choco’. Su apodo nació mucho antes de sus recuerdos de playa en nuestra sede Chorrillos, cuando su hermana mayor comenzó a hablar con soltura. Su madre siempre decía que Rosario era la más “chiquita” y su hermana, al repetirlo, decía “chocotita”. Con el tiempo, la palabra se acortó y quedó ‘Choco’, apelativo con el que se le conoce desde entonces. Incluso las notas de prensa que reseñan su clasificación y participación en los Juegos Olímpicos Tokio 1964 y México 1968 se refieren a ella como Choco de Vivanco.

El Torneo Estrellas Mundiales de Natación fue organizado para celebrar la inauguración de la piscina olímpica de nuestra sede Chorrillos, el mismo año en que Choco, con 15 años, participó en sus primeros Juegos Olímpicos.

Sin duda alguna, 1964 fue un año trascendental para Choco, y también para nuestro Club, puesto que el 8 de marzo de ese año inauguramos la piscina olímpica de nuestra sede Chorrillos. Para celebrarlo, el Consejo Directivo presidido por Guillermo Griffiths Escardó organizó el Torneo Estrellas Mundiales de Natación, en el cual participó quien luego sería la campeona olímpica, la estadounidense Donna de Varona, ganadora de cuatro medallas en Tokio 1964.

“También vinieron Alberto Nicolao, que tenía en aquel entonces el récord mundial de los 100 metros mariposa, y Susana Peper, hija de los nadadores argentinos Roberto Peper y Jeannette Campbell, subcampeona olímpica en Berlín 1936. Hasta la fecha, más de 50 años después, nunca un club privado ha organizado un torneo internacional de la importancia y de la calidad del Torneo Estrellas Mundiales de Natación”, nos dice Choco.

Con la implementación de nuestra piscina olímpica, Choco pasó a integrar el equipo de natación del Club, tras formarse en el Lawn Tennis. “Yo aprendí a los 10 años”, nos cuenta ella, que heredó el gusto por el deporte de su padre, Guillermo de Vivanco. “Mi papá fue boga y también esgrimista en el Regatas ‘Lima’. Participó en unos Juegos Panamericanos, los que se hicieron en Buenos Aires en 1951. Además, fue campeón bolivariano de esgrima en Caracas, Venezuela”.

La familia De Vivanco Roca en la década de los 50, en la playa de nuestra sede Chorrillos. Podemos ver a Choco al lado de su padre, Guillermo de Vivanco.

A lo largo de su trayectoria deportiva, Choco ganó la medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de 1965, se alzó con el Campeonato Sudamericano de Natación en 1966, convirtiéndose en la primera mujer en conseguir este título, y fue finalista de los Juegos Panamericanos de 1967. Tiempo después, en 1989, empezó en la natación máster, donde consiguió un total de 13 medallas de oro e impuso 8 récords mundiales en las categorías que participó.

Con toda su experiencia, vislumbra un buen futuro para la natación del CRL. “Tenemos un gran entrenador como Orlando Moccagatta, nadadoras espléndidas con récords nacionales, como Rafaela Fernandini y Micaela Bernales, y Gabriel Mosto está llamado a ser el futuro de la natación nacional. Se nota el apoyo del Club, no solo a la natación, sino a todos los deportes en que somos campeones”.

Aunque su trayectoria es inmensa, Choco no deja de sonrojarse cuando le dicen que su nombre está escrito en letras mayúsculas en la historia del deporte olímpico peruano. La medalla de la modestia, invisible, da fe de su calidad humana.

Choco en 1961, cuando batió el récord nacional de 100 metros libres con un tiempo de 1’19”3. A su lado, Tater Ledgard, compañero de selección e hijo de su entrenador, Walter Ledgard.